Como el suave aroma
de nuestros amancaes,
llegaron a este valle
¡religiosas dominicas!
Cuántos sueños, qué contento
vivir la misión a ellas encomendadas
Han pasado 72 años
desde aquel 22 de julio inolvidable
y hoy con corazones agradecidos
les decimos ¡gracias religiosas admirables!
Cuánta entrega por este Abancay querido
tierra noble y generosa
que abrió su pecho amoroso
para recibir en su seno
al tesoro más preciado de las santarrosinas
nuestra querida madre Amábilis
a quien guarda en sus entrañas
donde reposa complacida
por labor misionera y apostólica tan grande
¡su Colegio Santa Rosa!
guarda en sus entrañas.
Es importante dar un justo y merecido reconocimiento a tan dignas religiosas que se esmeraron en la formación de muchas generaciones, de mujeres santarrosinas, quienes las recordamos con mucho cariño a muchas de ellas.
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